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LA SINFONÍA ESPAÑOLA, OP. 21, EN RE MENOR.

La Sinfonía española (Symphonie espagnole, en el original en francés), opus 21, en re menor, de Édouard Lalo, es una obra para violín y orquesta de aproximadamente treinta minutos de duración, escrita en 1874 por ese violista, violinista y compositor francés de origen español, dedicada al violinista español Pablo de Sarasate (curiosamente, la obra no incluye el uso de las dobles cuerdas, tan característico de las interpretaciones de este intérprete), quien la estrenó el 7 de febrero de 1875 al lado de la Orquesta Pasdeloup (en francés, Orchestre Pasdeloup, en ese entonces llamada Concerts Populaires, "Conciertos Populares"), en París. Se trata de una de las más conocidas obras del compositor, una de las más interpretadas; la otra es su Concierto para violonchelo. Fue un éxito desde su estreno, y dio fama a su autor.

La Sinfonía española tuvo cierta influencia sobre el origen del Concierto para violín en re menor de Piotr Ilich Chaikovski. En marzo de 1878, Tchaikovsky se hallaba en la casa de campo de Nadezhda von Meck en Clarens, en el municipio de Montreux, en el cantón de Vaud, en Suiza, recuperándose de la ruptura desastrosa con su esposa y de su posterior intento de suicidio. Su alumno favorito, el violinista Iósif Kotek, llegó de Berlín a visitarlo, y traía consigo muchas nuevas obras para el instrumento; entre ellas, se hallaba precisamente la partitura de la Symphonie espagnole. Al conocerla, decidió interrumpir la creación de una sonata para piano, y comenzó, el 17 de marzo, la creación del concierto.​ Con la ayuda técnica de Iosif Kotek, finalizó la composición alrededor del 11 de abril.

La Symphonie espagnole es una estructura híbrida, en parte sinfónica, sobre todo de concierto, y en parte romántica alemana, especialmente en su sentido lírico. Los modismos de tipo español impregnan la escritura melódica como cabría esperar, dado el título.

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LA SINFONÍA ESPAÑOLA, OP. 21, EN RE MENOR.

Incluye cinco movimientos:

🎵 I. Allegro non troppo

🎵 II. Scherzando

🎵III. Intermezzo: Allegretto non troppo

🎵IV. Andante

🎵V. Rondo: Allegro


El primer movimiento

Desentierra inmediatamente sus raíces españolas con un gesto melódico gitano/flamenco expresado en el violín tras una breve introducción orquestal. Tanto la orquesta como el violín introducen un patrón de ritmos alternados de dos y tres que dominarán las melodías de cada movimiento. El segundo tema es más ligero y contrasta con el patetismo del primer tema.

El segundo movimiento

Es más brillante y un tanto evocador del ambiente de una fiesta pública. El Intermezzo procede, después de una siniestra apertura en la orquesta, con una pseudo melodía de tango cargada de la pesadez del primer movimiento.

El Intermezzo

Está escrito en forma ternaria, empieza con la orquesta marcando un ritmo de bolero. El violín entra con una especie de habanera que luego pasa a la orquesta. El violín realiza una variación antes de aparecer el tema central con un carácter menos folclórico. Luego se repite el tema inicial con variaciones. El solista sigue hacia los registros agudos antes de terminar con retazos del tema desdibujados.

El andante

Este comienza con un himno de aire solemne interpretado por el viento. El violín entra con un expresivo tema que va aumentando en dramatismo cada vez que se repite. El solista hace alarde de su virtuosismo en una cadencia sobre las notas agudas para pasar a las graves, volviendo al tema lento del principio, terminando de modo nostálgico sobre las notas agudas sostenidas del violín.

El último movimiento es un allegro en forma de rondó.

Comienza con un ritmo mecánico, sobre el cual el violín interpreta un tema juguetón de carácter pastoril que actuará como estribillo. La orquesta introduce un nuevo tema en forma de fanfarria. El violín presenta una nueva habanera que repite de un modo más expresivo. La orquesta interpreta el tema principal y el solista una serie de trinos. La cadencia final la realiza el violín con un pasaje virtuosístico, antes de que la orquesta añada las últimas notas.

Una sensación de melancolía, si no de luto, se respira a lo largo de la primera parte del cuarto movimiento. Una sección contrastante en Re Mayor atraviesa la tristeza, mientras el violín se eleva hacia el brillo del último movimiento.

El final lleva adelante la vitalidad de los compases finales del cuarto movimiento con un ritmo de gigante que pone al violín a bailar y a saltar al vigoroso acompañamiento orquestal. Restos de movimientos anteriores reaparecen para alterar el estado de ánimo, pero la actuación vuelve a terminar con la Sinfonía en los rayos abrasadores de la prolongada luz del sol ibérico.

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Título: La Sinfonía Española, Op. 21, en Re Menor.
Autor: Édouard Lalo
Movimientos:
🎵 I. Allegro non troppo
🎵 II. Scherzando
🎵III. Intermezzo: Allegretto non troppo
🎵IV. Andante
🎵V. Rondo: Allegro

Interpretación:
Orquesta Académica del ISA teatro Colón
- Erzhan Kulibaev - Violín

Director:
Jorge Lhez

Fuente: 🎼

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CONCIERTO PARA VIOLÍN EN RE MENOR, OP. 47
N
El concierto para violín en re menor, op. 47, es una obra compuesta por Jean Sibelius en 1903. Fue el único concierto para instrumento solo que escribió el compositor (aunque sí compuso otras piezas de menor entidad, como sus seis humorescas para violín y orquesta).

Originalmente Sibelius dedicó el concierto al notable violinista Willy Burmester, quien prometió interpretarlo en Berlín. Sin embargo, por razones financieras, Sibelius decidió estrenarlo en Helsinki, y dado que Burmester no tenía disponibilidad para viajar a Finlandia, Sibelius asignó la responsabilidad a Victor Novacek, profesor de violín del conservatorio de la ciudad. El estreno tuvo lugar en 1903 bajo la dirección de Sibelius. Novacek tocó pobremente y el estreno fue un desastre.

Sibelius no permitió la publicación de esta versión y realizó varias revisiones. Borró bastante material que sentía que no funcionaba. El estreno de la nueva versión corrió a cargo de Richard Strauss y la Berliner Philharmoniker. Sibelius no estuvo presente. La parte solista fue ofrecida nuevamente a Willy Burmester, quien de nuevo no estaba disponible. Esta vez Karel Halir, líder de la orquesta, interpretó su parte. Burmester se ofendió tanto que decidió nunca interpretar el concierto, y el compositor lo re-dedicó al niño prodigio húngaro Ferenc von Vecsey de apenas doce años para la época. Vecsey aprendió el concierto y lo interpretó a los 13 años, aunque no pudo hacer frente a los extraordinariamente complejos requerimientos técnicos de la pieza.

La primera versión fue desempolvada por primera vez en 1990 cuando los herederos de Sibelius permitieron un concierto y una grabación de la pieza por la compañía BIS; en ambas ocasiones el solista fue Leonidas Kavakos.

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CONCIERTO PARA VIOLÍN EN RE MENOR, OP. 47

El concierto fue orquestado para 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 trompas, 2 trompetas, 3 trombones, tímbal y cuerdas.

Como otros conciertos, la pieza se divide en tres movimientos:

🎵 I. Allegro moderato en re menor

🎵 II. Adagio di molto en sí bemol menor

🎵 III. Allegro, ma non tanto en re menor


El primer movimiento está organizado en forma sonata. El primer tema es expuesto por el solista y luego repetido por los clarinetes.

La primera aparición notable de las cuerdas es para anunciar el segundo tema. Algo notable en este movimiento es que la cadenza se usa como parte del desarrollo.

Para el segundo movimiento reservó Sibelius su estilo más personal. El inicio del viento dejando en suspenso la frase recuerda al de Debussy en obras como el Preludio a la siesta de un fauno. Cuando entra el violín, la música se hace temperamental pero a un ritmo cadencial. Quizá sea el más romántico de los tres movimientos. En este movimiento hay ecos del concierto de Chaikovski, pero algunas armonías podrían calificarse casi de wagnerianas.

El tercer movimiento es conocido entre los violinistas por su difícil técnica. Fue descrito por Donald Francis Tovey como una "polonesa para osos polares". Precedido por una introducción rítmica asignada a la percusión y las cuerdas bajas, el solista introduce el primer tema. El segundo tema es presentado por la orquesta y tiene una marcada apariencia de vals.

La orquesta es casi un rumor que acompaña dando dramatismo a un violín que se deshace en subidas a toda velocidad, a veces con unas notas dobles que ponen a prueba al instrumentista. Porque no es solo la complejidad técnica, sino la intención que hay que darle a cada grupo de notas. Y es a la mitad del movimiento cuando Sibelius demuestra de lo que es capaz pero también su rechazo a hacer lo mismo que habían hecho otros antes que él.

En un tutti lleno de armonías que conducen a una resolución que parece inevitable, Sibelius corta por lo sano justo antes de llegar al punto culminante y vuelve a poner al violín al mando con la misma frase presentada al principio. Como si el tercer movimiento volviese a comenzar y todo lo anterior fuera solo una prueba.

El solista tiene a partir de este momento compases en los que se necesita brío y energía. Y es entonces cuando empiezan las frases cromáticas que llevan a una fanfarria fingida por parte de los metales. A partir de esos momentos el violín se mueve en cascada para terminar en una nota sola. El concierto ha terminado.

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Título: Concierto para Violín en Re Menor, Op. 47
Autor: Jean Sibelius
Movimientos:
🎵 I. Allegro moderato en re menor.
🎵 II. Adagio di molto en sí bemol menor
🎵 III. Allegro, ma non tanto en re menor.

Interpretación:
Orquesta Sinfónica de Chicago
Maxim Vengerov - Violín

Director:
Daniel Barenboim

Fuente: 🎼

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LA SINFONÍA Nº 5 EN DO MENOR. OP. 67

La “Sinfonía Nº 5 en do menor” Op.67 fue en parte compuesta en la misma época que la cuarta y su escritura se realiza entre los años 1804 y 1808. Una vez terminada la tercera, Beethoven empieza a trabajar en la quinta, pero abandona la tarea en el verano de 1806 para dedicarse a la cuarta. No vuelve al trabajo hasta el año 1807, siendo terminada en la primavera del año siguiente. La obra está dedicada a sus mecenas, el príncipe Lobkowitz y el conde Razumovsky.

La orquesta empleada por Beethoven en esta obra consiste en un flautín, dos flautas, dos oboes, dos clarinetes, dos fagots, contrafagot, dos trompas, dos trompetas, tres trombones, timbales y la cuerda habitual. Es la mayor orquesta que hasta ahora se había empleado en una sinfonía.

Se la llama la Sinfonía del Destino, especialmente por su motivo inicial, que el propio Beethoven describió como “Así llama el destino a la puerta”. En la “Sonata para piano Nº 5” (Appassionata) compuesta entre 1804 y 1806, ya aparece este tema.

La obra fue estrenada el 22 de diciembre de 1808 en el Theater an der Wien en un monumental concierto de cuatro horas que consistía exclusivamente en estrenos de Beethoven, y que fue dirigido por el mismo Beethoven. Las dos sinfonías aparecieron en el programa nombradas al revés del orden por la cual las conocemos hoy: la Sexta fue la primera y la Quinta apareció en la segunda mitad.​ El programa fue:

1. La Sexta Sinfonía, Op. 68
2. El aria Ah, perfido! Op. 65
3. El Gloria de la Misa en do mayor Op. 86
4. El Concierto para piano n.º 4 Op. 58 (tocado por el propio Beethoven)
5. (pausa)
6. La Quinta Sinfonía, Op. 67
7. El Sanctus y el Benedictus de la misma misa
8. Una improvisación para piano solo tocada por Beethoven
9.La Fantasía coral, Op. 80

La tonalidad de la Quinta Sinfonía, do menor, se considera frecuentemente como una tonalidad especial para Beethoven, específicamente «una tonalidad tempestuosa y heroica». Beethoven escribió en do menor varias obras cuyo carácter es bastante similar al de la Quinta Sinfonía.

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LA SINFONÍA Nº 5 EN DO MENOR. OP. 67

La sinfonía tiene una duración aproximada de 30 minutos y consta de cuatro movimientos:

🎵 I. Allegro con brio

🎵 II. Andante con moto

🎵 III. Scherzo. Allegro

🎵 IV. Allegro


El primer movimiento, allegro con brio, se inicia con este motivo. Se trata de cuatro notas, sol, sol, sol, mi con la duración de tres corcheas y una negra, que luego se repite como fa, fa, fa, re con la última nota alargada en el tiempo. Esta sencilla estructura crea un gran efecto dramático, uno de los más logrados en la historia de la música. Con un ritmo típicamente beethoveniano, la cuerda toma este motivo elaborándolo de modo imitativo, con lo cual se convierte en el primer tema de la sinfonía. Es impresionante observar, como a partir de un motivo tan simple se levanta el gigantesco edificio que constituye la totalidad de la obra. Una brillante llamada de las trompas con el motivo inicial, introduce el segundo tema, de tipo melódico y distendido. Después de la repetición de la exposición, empieza el desarrollo, siguiendo la forma sonata.

El andante con moto contiene dos temas que se van alternando. El primer tema de carácter cantabile es melodioso y elegante. Es presentado por violas y violoncelos. El segundo tema es de tipo marcial y presentado por los clarinetes y fagots. En las repeticiones el primer tema va cambiando, en forma de cuatro variaciones, de las cuales la última termina en un tutti de forma grandiosa.

Sigue un allegro compuesto por dos elementos, el segundo es una variante del motivo del destino del primer movimiento. La parte central es un fugato construido con los dos elementos, del modo irónico típico de Beethoven. Este movimiento termina con un poderoso crescendo que lo enlaza sin pausa con el último movimiento.

El allegro final arranca con una exultante fanfarria, que enlaza con un segundo tema también henchido de triunfalismo. Representa la victoria del intelecto y la razón sobre las fuerzas oscuras del destino. En el desarrollo se elabora especialmente el segundo tema y aparece un nuevo tema, presentado por los trombones. El epílogo iniciado por el oboe nos lleva a la coda con un vertiginoso y exuberante stretto conclusivo. El stretto es una forma de notación musical que significa una progresiva aceleración del tempo o sea del ritmo hasta finalizar la obra.

La Quinta Sinfonía incluye una coda muy larga, en la cual los temas principales suenan en una forma abreviada. Hacia el final el tiempo se acelera hacia un presto.

La sinfonía termina con 29 compases de acordes de do mayor, tocados en fortissimo. Charles Rosen, en The Classical Style sugiere que este final refleja el sentido beethoveniano sobre las proporciones clásicas: la "increíblemente larga" cadencia con puro do mayor es necesaria "para redondear la extrema tensión de esta inmensa obra."

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#Sinfonía5 #Beethoven #CarlStClair

Título: La Sinfonía Nº 5 en do menor. Op. 67
Autor: Ludwig van Beethoven
Movimientos:
🎵 I. Allegro con brio
🎵 II. Andante con moto
🎵 III. Scherzo. Allegro
🎵 IV. Allegro

Interpretación:
Orquesta Sinfónica Nacional de Costa Rica
Director:
Carl St. Clair

Fuente: 🎼

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LA SONATA PARA PIANO N.º 29, EN SI BEMOL MAYOR, OP. 106

La sonata para piano n.º 29 en si bemol mayor, Op. 106, subtitulada Hammerklavier, es una de las últimas sonatas para piano del compositor alemán Ludwig van Beethoven.

Literalmente, la palabra Hammerklavier significa piano de martillos, y era utilizada para diferenciar el piano del clave. La obra debe su sobrenombre al encabezamiento que el propio Beethoven escribió en la portada: Große Sonate für das Hammerklavier (Gran sonata para piano de martillos).

Con cerca de cuarenta minutos de duración, es una de las sonatas más largas que se hayan creado. Beethoven, al terminarla dijo: «ya sé componer».

En su publicación, no tuvo una buena acogida por parte del público, y ningún pianista se atrevía a enfrentarse a tal sonata, ya que demanda técnicamente más del ejecutante que otras obras. Esta composición ha "tentado" a todos los grandes pianistas de los últimos cien años, e incluso a algunos grandes como Artur Schnabel, que nunca quedaron del todo satisfechos con su ejecución.

Esta sonata presentaba dificultades técnicas tan descomunales que todos los que intentaban interpretarla chocaban una y otra vez contra un muro infranqueable. Cuando Beethoven la terminó dijo: «Esta es una obra que no dará problemas a los pianistas que la ejecuten dentro de cincuenta años». No le faltaba razón. Se dice que fue Franz Liszt el primero que pudo demostrar ante el público que era una obra ejecutable. Y no solo hay que vencer las dificultades técnicas, también hay que saber moverse en una gran variedad de registros diferentes y saber salir airoso de ellas.

Cada movimiento tiene una historia. Ejemplo de ello es el primer movimiento, del que se tienen apuntes de 1817, había sido pensado en principio para hacer un coro a cuatro voces, ¡para celebrar, el 17 de abril de 1818, la fiesta del archiduque Rodolfo! En una carta de enero de 1819 al archiduque Beethoven se muestra muy sorprendido de que su música haya tomado otro cariz.

Y no es exagerado llamar a esta sonata gigantesca. En su alcance emocional, su dificultad técnica, su duración, superó a cualquier predecesor. Los editores vieneses de Beethoven anunciaron la nueva sonata en 1819 como una obra que "sobresale por encima de todas las demás creaciones de este maestro, no sólo por su más rica y grandiosa fantasía, sino también por su perfección artística y su estilo sostenido, y que marcará un nuevo periodo en la obra para pianoforte de Beethoven".

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LA SONATA PARA PIANO N.º 29, EN SI BEMOL MAYOR, OP. 106

La sonata consta de cuatro movimientos:

🎵 I. Allegro.

🎵 II. Scherzo. Assai vivace.

🎵III. Adagio sostenuto. Appassionato e con molto sentimento.

🎵 IV. Largo - Allegro risoluto.

Allegro


Está escrito en forma sonata. En lo formal, está más cerca del clasicismo que del romanticismo, aunque su sonoridad y sus contrastes reflejan claramente un lenguaje nuevo. De proporciones colosales, comienza con un brío comparable al arranque de su 5ª sinfonía. El primer tema tiene un carácter heroico y triunfal. Los acordes, alternándose en ambas manos, marcan con decisión el avance y el ritmo de la obra en estos primeros compases. El segundo tema es más melódico; en éste se aprovecha más la extensión del teclado. Este segundo tema se acerca a su fin con un recurso técnico creado por Beethoven y ampliamente explotado en esta y, en general, en sus últimas sonatas: la ejecución de un trino más una melodía, tocándolo todo con una sola mano. Tras la habitual repetición de ambos temas, el desarrollo está coronado por un pasaje fugado (otra constante en el Beethoven tardío) que comienza a dos voces y termina a cuatro voces.

Scherzo. Assai vivace

Llama la atención la brevedad de este 2º movimiento en comparación con los vastos movimientos adyacentes. El scherzo está aquí, al igual que en la 9ª sinfonía, en segundo lugar, y no en el tercero habitual. Las dificultades técnicas vuelven a manifestarse. Existe cierta analogía entre el comienzo del scherzo y el primer tema del primer movimiento. En efecto, también aquí, Beethoven transporta toda la melodía una 8ª hacia el registro agudo tras unos compases de presentación. Es como si en el scherzo, Beethoven hiciera una caricatura de una parte del primer movimiento. Una modulación marca el comienzo del trío. Es aquí donde verdaderamente parece que todo está en precario equilibrio. El movimiento se cierra de una forma ciertamente enigmática, en lo que parece una interrogación.

Adagio sostenuto. Appassionato e con molto sentimento

Todo un templo al que se accede por la angosta puerta que constituyen las dos notas iniciales. Dos notas que Beethoven añadió en el último momento. En efecto, poco después de que terminara de componer la obra, y cuando el original estaba ya en manos del editor, Beethoven le escribió diciéndole que en el comienzo del adagio debía añadir dos notas. Esto extrañó tanto al editor que creyó que Beethoven se había vuelto loco. Pero cuando comprobó el efecto de esas dos notas, comprendió el deseo de incluir a toda costa ese comienzo. Está escrito en una de las formas en las que Beethoven ejerció un dominio absoluto: el tema con variaciones.

Largo - Allegro risoluto

La obra termina de manera contundente con una fuga a tres voces de carácter casi apocalíptico. No podía ser de otra manera. Pero antes de la fuga, durante algo más de dos minutos, se extiende una de las páginas más enigmáticas y alucinantes de la literatura pianística de Beethoven. Una especie de punto de partida hacia algo desconocido. Incluso podemos imaginarnos a Beethoven al piano, tanteando, buscando en la oscuridad la salida a la encrucijada, improvisando posibles formas de terminar la obra. De pronto, tras un irresistible crescendo de acordes, aparece el tema de la fuga como una revelación, en lo que será un increíble ejercicio contrapuntístico donde tienen cabida las más audaces armonías. Como decía Beethoven, «componer fugas es lo más sencillo que hay, pero la imaginación también reclama sus derechos».

El tema principal de la fuga está encabezado por un trino, elemento que aquí hace el papel casi de tema dentro del tema.

Las ideas musicales vuelan vertiginosas en pasajes que exigen del intérprete mucho más de lo que estaban acostumbrados en tiempos de Beethoven. Voces que se solapan, violentos trinos que surgen como de la nada en cualquier registro del teclado, cánones retrógrados que hacen que parezca que vemos la partitura en un espejo.

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Título: La Sonata Para Piano N.º 29, En SI Bemol Mayor, OP. 106
Autor: Ludwig Van Beethoven
Movimientos:
🎵 0:21 I. Allegro.
🎵 13:07 II. Scherzo. Assai vivace.
🎵 16:08 III. Adagio sostenuto. Appassionato e con molto sentimento.
🎵 38:03 IV. Largo - Allegro risoluto. Allegro
Interpretación:
Daniel Barenboim

Fuente: 🎼

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LA SINFONÍA N.º 9 EN MI MENOR, OP. 95

La Sinfonía n.º 9 en mi menor, Op. 95 (1893), también conocida como Sinfonía del Nuevo Mundo (en checo, Novosvětská o Z Nového světa), es posiblemente la sinfonía más conocida de Antonín Dvořák. Fue compuesta en 1893 durante la estancia del compositor en Estados Unidos.

En junio de 1891 Jeanette Thurber, fundadora del Conservatorio Nacional de Música de América en Nueva York, ofreció a Dvořák la dirección de este centro en condiciones muy favorables. Por eso, en septiembre de 1892, el compositor se trasladó a Estados Unidos, donde residiría hasta 1895. Durante su estancia en el país compuso la Sinfonía n.º 9 en Mi menor, conocida como "Del Nuevo Mundo". Dvořák compuso esta obra entre el 10 de enero y el 24 de mayo de 1893 y se estrenó el 15 de diciembre del mismo año en el Carnegie Hall de Nueva York, y fue dirigida por Anton Seidl e interpretada por la Orquesta Filarmónica de la ciudad.

Obviamente esta sinfonía tiene una gran relación con su título, el problema está en que habitualmente no está bien traducido, y es que en realidad la traducción es «Sinfonía desde el nuevo mundo» y es una referencia que hace Dvořák hacia la antigua Europa demostrando una evolución y reflejada en el último acorde de la sinfonía que termina decreciendo hasta piano haciendo así referencia al título, alejándose de la vieja Europa.

Dvořák estaba interesado en música americana nativa y los espirituales negros que escuchó en Estados Unidos. A su llegada a Estados Unidos declaró:

"Estoy convencido de que el futuro de la música en este país debe basarse en lo que se llama negro melodies. Estas pueden ser el fundamento de una escuela seria y original de composición, a desarrollar en los Estados Unidos. Estos hermosos y variados temas son producto de la tierra. Son las canciones folclóricas de Estados Unidos y los compositores estadounidenses deben recurrir a ellas."

Un día antes de su estreno, en un artículo publicado en el New York Herald el 15 de diciembre de 1893, Dvořák explicó cómo la música nativa norteamericana había sido una influencia en esta sinfonía:

"En realidad no he utilizado ninguna de las melodías de los nativos americanos. Simplemente he escrito temas originales que incorporan las peculiaridades de la música indígena y usando estos temas como sujetos, los he desarrollado con todos los recursos del ritmo, el contrapunto y el color orquestal modernos."

En su estreno en diciembre de 1893 la Sinfonía del Nuevo mundo tuvo un éxito arrollador. Una de las razones de este éxito fue el carácter revolucionario de la misma.

El que Dvorak insertara temas indios y afroamericanos era algo que no se podía hacer, por aquel entonces era impensable que en una sinfonía de un maestro europeo se metieran temas musicales de “razas inferiores”.

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LA SINFONÍA N.º 9 EN MI MENOR, OP. 95

Esta sinfonía fue hecha para una orquesta compuesta por:

Dos flautas (una tocando además el flautín),​ dos oboes (uno tocando además el corno inglés), dos clarinetes en la, dos fagots, cuatro trompas en mi y do, dos trompetas en mi, dos trombones tenor, trombón bajo, tuba, timbal, triángulos, platillos y la sección de cuerda de la orquesta.

La obra tiene cuatro movimientos:

🎵 I. Adagio, 4/8 - Allegro molto, 2/4 en mi menor.

🎵 II. Largo, 4/4 en re bemol mayor, más tarde en do sostenido menor.

🎵 III. Scherzo: Molto vivace - Poco sostenuto, 3/4, en mi menor.

🎵 IV. Allegro con fuoco, 4/4 en mi menor y luego termina en mi mayor.


Primer Movimiento: Adagio-Allegro molto

Este movimiento se inicia con una introducción realizada por violas, violonchelos, clarinetes, fagotes y trompas. Un comienzo oscuro, en penumbra, que representa la noche, a la humanidad asolada por la tiranía y la esclavitud. Algo contra lo que hay que rebelarse. Para ello Dvorak crea tres temas como personajes que luchan contra esta sombra.

Segundo Movimiento: Largo

Este movimiento será lento y muy contemplativo. Los héroes descansan, meditan y recuerdan cosas. El tema épico duerme. Suena uno de los temas más apacibles de la historia de la música junto al solo de trompa del segundo movimiento de la Quinta Sinfonía de Chaikovski, el tema del corno inglés apoyado sobre la cuerda. En palabras de William Fisher, alumno de Dvorak: “Con su inquietante corno inglés en solitario, es el derramamiento del propio hogar-anhelo de Dvorak,’ Aun más profunda, es una expresión del movimiento de la nostalgia del alma que todos los seres humanos sienten”.

Tercer Movimiento: Molto vivace

Así que primer movimiento trágico (lucha contra la sombra), segundo movimiento lento (como un remanso de paz), y llegamos al tercer movimiento, que prepara poco a poco el acto final. Seguimos luchando contra la sombra. Llegan los indios iroqueses con sus tambores. Tenemos una música frenética convertida en danza guerrera contra los malos espíritus y que convoca a los antepasados. Dvorak amaba la música de los indios americanos porque en el verano de 1893 acogió en su hogar a un grupo de iroqueses y kickapoes.

La estructura del movimiento posee dos tríos y es la siguiente: AABACABA. Es decir, comenzamos con el tema scherzante de tipo danzarín y festivo, dicho tema, eje central del movimiento, se repetirá una vez más. El primer trío, interpretado por las maderas, mantiene la línea juguetona y alegre, según el musicólogo Michale Beckerman, hace alusión a la canción entonada por el indio Chibiabos en la obra de Longfellow. De nuevo, el compositor checo usa la escala eólica como representante de la cultura india. Pero este movimiento también acabará en el triste acorde de Mi menor.

Cuarto Movimiento: Allegro con fuoco

Llegamos al último acto, el cuarto movimiento. La sombra, las fuerzas del Mi menor, siguen apareciendo por la sinfonía. Pero ahora entra en escena un nuevo personaje, el afamado tema de carácter dramático, resuelto, decidido y, por supuesto, heroico. Lo llamaremos el tema poderoso.

Una dura y contundente introducción al unísono e in crescendo da el pistoletazo de salida, como una cuenta atrás de lo inminente hasta que los metales inician el conocidísimo primer tema con la percusión reforzando la melodía con fuerza. Con un alarde de contrapunto, las cuerdas se adueñan del tema, volviéndolo menos agresivo pero más desgarrador. Como en el primer movimiento, Dvorak inserta un tema de transición para llegar al segundo que, en este caso, es una reducción melódica del primero sus notas básicas (una reducción a lo “absurdo”).

La diferencia entre un genio creador y un mero combinador de sonidos es que el genio crea mundos y seres vivos, con un estilo propio, y luego esos seres se posan en nuestra conciencia y nos visitan en nuestros sueños. Pues en los sueños encontramos un mundo enteramente nuestro, sumerjámonos en el mar más profundo, sobrevolemos la más alta nube.

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2025/07/08 14:49:17
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