⊹ฅ ᳝🥞ᥐʾ ֛ No puedes pretender ir por la vida asegurándole a una persona que la quieres y luego, de repente, escoger a alguien más como si todo lo que sucedió antes no importara en lo absoluto. Se llama “jugar con los sentimientos” y afecta, duele, cambia, destruye...💭

Jude Derry

Sentirse bien no tiene preció.🫶🌹

Soy demasiado transparente en un mundo de hipócritas, demasiado directo para los que viven de mentiras.
No me conformo con falsos amigos o fingidos amores para pasar una noche.
Soy una persona que se encuentra muy a gusto solo y si la compañía es falsa, no la quiero

Cuando alguien me dice "gracias por escucharme" ¿Saben? Yo soy el agradecido por la confianza que me dieron y porque en medio de una crisis puedo ser el safe place.

↳˳❝📸⛵️ De vez en cuando pónganse en el lugar del otro y entiendan que lo que para ustedes no tiene ninguna importancia, al otro le puede doler un montón y eso no significa que esté exagerando 🪵.˚∗:

ꪶ⊹🌷𖤩 Si das un paso te critican, si
no lo das también. Así que camina
libre y disfruta de tu propio andar.

A continuación se publicará los escritos de algunos participantes , los escritos que obtengan mayor cantidad de corazón y reacciones correspondería al ganador ❤️

🌙 #1:

Los Titanes


→ Escrito por: The Yellow Ninja 。

Tenía un sueño recurrente cuando era pequeña y aún vivía en el llano. No entendía su significado, pero mientras más lo soñaba, más podía ver con claridad lo que mi mente intentaba reflejar. Pues el sueño era fantasioso, como el de cualquier niño, pero a la vez era tan real. Y poco tiempo después supe lo que estaba pasando realmente.

Mi abuelita, madre de mi madre, era una señora muy religiosa. Cada mañana al despertar, le orábamos a Dios y luego le agradecíamos por la comida.

— ¿Por qué agradecer a Dios y no a tí que hiciste la comida?

— Es Dios quien permite que estos alimentos estén en nuestra mesa.

En la tarde, para entretenernos practicábamos la lectura mientras aprendíamos la palabra del señor. A mi abuela le hacía muy feliz esto, pero nunca logré entender lo que leíamos.

— ¿Qué tiene de malo que Vashti no quisiera ir a la fiesta para que vieran que es bonita? Yo creo que ella solo tenía sueño.

— Eres muy curiosa, ¿no?

— Así me hizo Dios –respondí contenta.

Y así también cada fin de semana sin falta íbamos a la iglesia. Cantábamos con videos que parecían presentaciones de PowerPoint y luego los adultos escuchaban al pastor decir algo sobre la biblia, mientras que los niños iban a otra habitación a jugar y pintar. Y a la hora del diezmo mi abuelita nos daba un billete a cada uno para ponerlo en la cesta.

— ¿Para qué es el diezmo?

— Es una ofrenda a Dios.

— ¿Pero cómo le dan el dinero a Dios?

— No, mi amor, se lo queda el pastor...

Estoy segura de que intentó buscar las palabras correctas para seguir explicando, pero luego no dijo nada.

"¿Se lo queda el pastor?", pensé.

Era este un ciclo, semana tras semana. Por la noche orábamos todos juntos antes de dormir y luego mi abuelita me decía: "que sueñes con los angelitos".

Lamentablemente no fue así esa noche ni las siguientes. No recuerdo haber encontrado a ningún ángel alguna vez en cualquiera de mis sueños.

En su lugar, soñé de nuevo con la iglesia. Cantábamos y escuchábamos al pastor como siempre. Aplaudíamos todos juntos hasta que de repente la sala quedó en silencio. Quise saber qué pasaba así que volteé a ver a mi familia, pero no reconocí a nadie. Tenían la ropa, y el cabello, pero no sus caras. Inquieta salí de la sala y fui retrocediendo. Nadie me siguió. Habían quedado inmóviles como maniquíes.

Decidí volver a casa ya que no me sentía segura en ese lugar. El ambiente se volvía oscuro y distorsionado.

Escuché algo viniendo de la iglesia y esperaba que fuera mi familia buscándome, pero en cambio cuatro entes enormes destruían todo. Uno de ellos era una criatura de hielo y congelaba a la gente que intentaba correr; otro era una criatura de lava que parecía arrastrarse y dejaba el asfalto ardiendo; el tercero era de piedra, y era el más grande de todos, destruía los edificios y las estatuas de hielo humanas; el último tenía la forma de un tornado y actuaba como uno absorbiendo y expulsando los escombros del caos que los demás causaban.

Corrí tan rápido como pude. ¿Acaso Dios me ha abandonado? Corrí por calles que no reconocía hasta que cayó por completo la noche. Corrí incluso con las personas gritando a mi alrededor y corrí también cuando los tuve muy cerca de mí.

Estaba cansada pero sentí mi hogar cerca.

Cuando llegué las luces estaban apagadas, no había nadie. ¿Era algo que formaba parte de SU plan? Me pareció sin dudas que ese era el fin del mundo. ¿Acaso Dios me ha abandonado?

De pronto escuché risas en el patio. Eran ellos, todos mis parientes e incluso aquellos que se habían ido hace mucho tiempo.

— ¡MAMÁ, PAPÁ! ¡TENEMOS QUE IRNOS!

— ¿Qué sucede, mi amor? –preguntó en tono sereno mi abuelita.

— ¡Hay unos titanes afuera y nos van a matar si no nos vamos de aquí! –grité histérica tirando de su vestido de flores.

— No te preocupes, todo está bien.

— Pero yo...

Ya era tarde.

Sé con certeza que Dios me ha abandonado.

Allí estaban, y sé muy bien que me buscaban porque no dejaron de verme ni un segundo mientras mi familia era congelada, calcinada, aplastada y lanzada por los aires.

Finalmente me dejaron ahí, sola. Y se largaron por donde llegaron. Sin embargo, este sueño lo tuve por meses hasta que dejé de ir a la iglesia.

Ya nunca más ví a los titanes. Quizá fue porque dejé de creer.